martes, 15 de enero de 2013

Juegos de Mesa

Cuando eramos chicos, mis hermanos y yo gustabamos de inventar nuestros propios juegos de mesa. Muchas veces el encontrar un pedazo grande de cartulina era el mejor pretexto para dibujar en él algo con muchos personajes y detalles, y que mejor que un juego de mesa. Incluso si sobraba cartulina, hacíamos tarjetas donde venían castigos o misiones adicionales para los personajes. Por supuesto el grado de complejidad del tablero no iba más alla de una docena de casillas en las que el principal objetivo era llegar del punto "A" al punto "B" pasando por casillas especiales en donde, o se perdía un turno, se adelantaba o regresaba cierto número de casillas o se nos obligaba a tomar una de las ya mencionadas tarjetas para cumplir con lo escrito en ella y así poder seguir avanzando. Todo esto lo recordé cuando hace unos días tuve la suerte de inventar un juego de mesa para las páginas centrales del Calendario de Gente Chiquita, la sección infantil del periódico Reforma. Boceté tres propuestas, y si el tiempo me lo hubiera permitido, hubiera bocetado tres más. Fue inevitable recordar esa emoción que sentíamos mis hermanos y yo al inventarnos reglas, al dibujar monstruos y paisajes que adornarían los alrededores del los espacios por lo que pasarían los valiente frijolito o corcholata para llegar a su respectiva misión, siempre con la ayuda del infaltable dado.

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